urge una última dignidad:
asumir sostener
contra cualquier pretensión humanitaria
que, en verdad,
no hay más dolor en el mundo
que el que causa el desdén,
el propio
vean el hambre más feroz:
la espera de esa migaja, su respuesta
la tortura más inmoral:
su amor en otros asuntos
si ya no hubiera muerto
más de cinco o cien veces
de estas y peores cosas
rogaría a gritos
por el áspid, la cicuta…
pero no: soy
la mujer fénix
nutriré mis raíces con raíces más amargas
dormiré mi siesta con Morfeo
o su hermano o su amigo
lloraré lo increíble lo indecible lo imposible
vestiré y sonreiré de luto
todo el tiempo que quiera
porque soy la dueña del tiempo de dolor
y saldré a escena otra vez
otras veces
me pondré el traje de seda
rojo de seda
para llamar al ronco animal
al bruto al necio
lo tentaré lo llamaré a dolerme
(lo haré con el mismo u otro nombre)
porque soy la dueña del coraje de dolor
pero no es el dolor
soy yo
la que escribe poesías.
(14/11/07)
V.R.
domingo, 16 de marzo de 2008
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