lunes, 14 de abril de 2008

... la abuela era buena... y fumaba

"... el cuento de la abuela Pipa" (????????????????)

Ya se sabe que tampoco tiene mucha lógica aquello de "la buena pipa"... pero bueno.

by "nombrenopublicable" (sí, otra vez)

domingo, 13 de abril de 2008

Otoño (mauricio rosencof + jaime roos)

Aquella tarde de otoño era dorada
Árboles y casas tras un tul amarillento
Las copas calmas, el cielo tenue, el sol más lento.
Sus ojos sonreían, estaba enamorada.
Caminábamos los dos la hora encantada
En que el farol garúa su primer aliento
Cuando salta a su paso un presentimiento:
“Dios mío”, dice, “¡que nunca pase nada!”.
“¿Qué puede pasar? Nada. Nada va a pasar”
“No sé… es que todo esto es tan hermoso”.
Nos besamos con miedo y volvimos a andar
Pero tanto silencio se nos hizo penoso.
Entonces eligió hojitas secas para pisar
Y el juego volvió el dorado más luminoso.
Ésta es una de mis canciones preferidas del disco de Jaime Roos, "La Margarita", sobre poemas del uruguayo Mauricio Rosencof. La historia en torno al poemario del entrañable Mauricio es más larga y muy hermosa, y merece una dedicación especial que me resulta imposible en esta tarde; ojalá me acuerde de contarla en otro momento, porque es bellísima en serio.
(Gracias a Martín, a quien le debo el haberme encontrado con esta maravilla que ahora comparto y, si me permiten, recomiendo.)

martes, 1 de abril de 2008

Si el hombre pudiera decir lo que ama (de Luis Cernuda)

Si el hombre pudiera decir lo que ama,
si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo
como una nube en la luz;
si como muros que se derrumban,
para saludar la verdad erguida en medio,
pudiera derrumbar su cuerpo,dejando sólo la verdad de su amor,
la verdad de sí mismo,
que no se llama gloria, fortuna o ambición,
sino amor o deseo,
yo sería aquel que imaginaba;
aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos
proclama ante los hombres la verdad ignorada,
la verdad de su amor verdadero.

Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguien
cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío;
alguien por quien me olvido de esta existencia mezquina
por quien el día y la noche son para mí lo que quiera,
y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y espíritu
como leños perdidos que el mar anega o levanta
libremente, con la libertad del amor,
la única libertad que me exalta,
la única libertad por que muero.

Tú justificas mi existencia:
si no te conozco, no he vivido;
si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido.

Luis Cernuda
(gracias Facu)