miércoles, 24 de marzo de 2010

no vi las manos que robaban

ni vi los ojos ciegos del verdugo

ni me callé en las casas de al lado

el escándalo de los golpes y los gritos

pero igual se me agita

tu ausencia en la garganta



miro por eso tu cara en las fotos

tu nombre

lo leo una vez

otra…

y lo escribo para ver tu rostro

joven y eterno

para que no sea cierto

para que aparezcas

de algún modo

si es que queda

algún modo



por eso derramo palabras

que te nombren

porque tenemos que decir

lo que no se dijo entonces

porque en el lugar donde estabas

pusieron el terror



y maldeciré mi hora tardía

por el tiempo

(y el vacío…

y el tiempo)

porque quise ser

tu hermano buscándote

tu compañera en otros días





esa noche soñé

que cantabas conmigo

las canciones que amamos

y que me sonreías entre ríos

de cosas que nos quedaban por hablar

(el sueño era mudo pero juraría

que hablábamos

de un hombre

de un pueblo

de los nuestros)



quiero todo el caudal

de los vientos

para que me escuches fuerte

a través de las horas

las arenas



que no les perdono

a los que tuvieron miedo

de tus ojos, de tu corazón

cuánto extraño

el abrazo que nunca nos daremos

martes, 2 de marzo de 2010

sueño

el sueño debe haber sido breve

mi mirada se tendía desde el suelo

y se hacía de sal en la contemplación

de un animal, un gato

(parecido a todos, era todos)

en una ventana amplia

la luz, tenue y tibia

de siesta o de atardecer



la mirada suya

calculaba, deseaba, pedía

pero el cuerpo suave y barcino

se mantenía a distancia

escrutando, midiendo



había al alcance un cuenco con algo

a distancia tentadora, incluso

para quien no tiene sed ni hambre

pero se aburre y accede



sé que he soñado con vos

también con ellos

el frío y el cálculo

el deseo acechante y retenido

el llamado en los ojos, silencioso y sin riesgos

y el desdén.

aterradoramente,

ahí estaba:

el tiempo detenido

y un ensordecedor aburrimiento