el recurrente embuste
de creer que uno no tiene nada que perder
otra vez me sienta a la mesa
de los halagos fáciles
y me pierdo como siempre
pensando en otros asuntos
-ay, tu mirada de terciopelo-
y esas cosas
las apariencias engañan y esta luz
me hace arder los ojos
parecer emocionada
-tan dulce, tu voz-
no debe ser realmente tan tarde
(¡cuánto puede durar media hora!)
-tu boca esto y aquello-
hay adjetivos que no tienen alma
-me encanta tu nombre-
debería escribir más
y fumar menos
soy incorregible cuando me aburro
el vino está bien
sin embargo
viernes, 23 de julio de 2010
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