lunes, 17 de agosto de 2009

tarde IV

los hijos de la tierra violada nacen con su estigma
la niña se siembra en la calle y cosecha lo que llene su vientre
los hombres en ciernes se malgastan en la oscuridad y la peste
el huésped mira al dueño con desdén y lo extermina con armas o con asco
tu madre aun te busca y no te encuentra, y eso nunca dejará de ser urgente
los guardianes no son ángeles y muelen a palos por miedo o por rabia
los llenos lloran en vivo lo que han hecho faltar y se persignan
la estupidez se prostituye y la llaman mujer, a la vez la desean y repudian
son lapidados los amantes que no hacen caso de los encastres habituales
las asesinos y ladrones reclaman su funeral con honores, banda y bandera
y todo esto ocurre ante sus ojos

no sé ellos
pero las que
seguro
no pueden esperar
son mis manos

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